Ayuntamiento Valle de Ancares

Historia

Ancares arranca su andadura en los tiempos prehistóricos hasta convertirse en una unidad de carácter político administrativo al finalizar el primer milenio.

Hallazgos de petroglifos delatan síntomas de poblamiento en el Neolítico. Marcas circulares (cazoletas) grabadas en cuarcita en una zona de pastos de altura donde abundan los monumentos megalíticos. Arte rupestre situado en torno a los 1800 metros de altura.

Petroglifo en la Braña de Suárbol

Perviven vestigios del periodo prerromano y se manifiestan en la época romana con la explotación de los yacimientos de oro existentes e incluso con la aparición de un ara votiva en el castro de Villasumil, datada entre los siglos I y II.

"Cova del Touro" en Pereda de Ancares

En 1033 aparece el nombre de «Ankares» en una escritura de reparto de propiedades entre los hijos de Pedro Froilaz, conde del Bierzo.  En 1192 por privilegio del rey Alonso, entrega Balouta y Suárbol al Monasterio, por lo tanto, quedan integrados en el señorío jurisdiccional del Monasterio de San Andrés de Espinareda. En una escritura del rey Fernando III el Santo, de marzo de 1250, se compromete con el cabildo y obispo de Astorga a salvaguardar cuanto tiene en Tierra de Ancares. El abad de San Andrés de Espinareda entra en pugna reclamando su parcela de influencia en la zona. Es en 1317 cuando el rey Alfonso XI entrega a la cámara abacial el Valle de Ancares.

El obispo de Astorga, en 1324, concede la encomienda a Gómez Pérez de Cervantes y a su mujer Constanza Méndez y  les impone la obligación de construir un castillo. En 1467 el juez de la «Tierra de San Andrés», pone en alerta al obispo de Astorga para que «…venga o envíe poner recabdo e guardar el su castillo de Ancares…», temiendo que los hermandinos ataquen el castillo. Por otro lado, los ancareses ante las exigencias del juez a que paguen los impuestos debidos a la casa y castillo de Ancares, ofrecen resistencia aduciendo que «…la dicha casa e castelo de Ancares que mas estava o estoviera para dapno e destroiçion de la terra que no para defension ni provecho. E lo que levaran los otros que troixeran la casa que fuera levado por forçia e contra derecho…». Los ancareses, plantan cara al asfixiante poder señorial y con intervención directa de los Reyes Católicos se va afianzando el poder monárquico, de tal manera que, la «Tierra de Ancares», pasa a depender de la Corona a comienzos del siglo XVI, se convierte en territorio realengo bajo jurisdicción regia y con nueva denominación «Real Valle de Ancares». En esta etapa surgen los primeros datos de población, todos hidalgos, continuando esta división administrativa.

Escudo nobiliario en Suárbol

Por decreto de las Cortes del 6 de agosto de 1811 quedaron incorporados  a la nación todos los señoríos jurisdiccionales de cualquier clase y condición. Luego vinieron las desamortizaciones eclesiásticas que configuran el nuevo mapa administrativo regional. Los ayuntamientos constitucionales se adaptan a los antiguos señoríos laicos, eclesiásticos o realengos. En 1835, las leyes desamortizadoras del gobierno liberal obligaron el cierre del Monasterio Benedictino de San Andrés de Espinareda a lo que llevó que todos sus bienes pasasen a manos privadas, por lo que Suárbol y Balouta, con la nueva regulación de municipios, pasasen a formar parte del municipio del Valle de Ancares (Candín). A partir de ese momento, el municipio contaría con once entidades de población.

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